Tenía los cabellos como el trigo y el alma blanca y pura como el pan, en la mirada suave un dulce abrigo, los ojos soñadores de Fanfán. Su andar era canción y era promesa que despertaba sueños al pasar, su boca una sorpresa, que hacía suspirar. Soñó tal vez, llegar a ser protagonista de novela del querer. Pobre Fanfán, no volverán aquellos días venturosos de su afán. Nueva Gauthier, que en su ilusión creyó encontrar también su Armando y se perdió. Pobre Fanfán, por amor, cuanto dolor sufrió. Igual que aquella otra, pobrecita, su alma le entregó una noche a Dios. Sin un solo reproche fue a la cita y así al misterio un día se marchó. Lo mismo que la pobre Margarita, sus sueños en recuerdos quedarán, pobre la francesita que se llamó Fanfán.