Entre mil flores silvestres En un campo muy gallardo Se alzaba un virtuoso cardo Con sus penachos de tul Y del rocío las perlas Blanquecinas parecían Y bañadas se veían Las hebras del cardo azul Que contraste caprichoso En ese instante ofrecía Al ver que el Sol deshacía Ese manto virginal En finísima llovizna Caían las gotas al suelo Y tan azul como el cielo El cardo otra vez quedaba Pobre flor, que en otro tiempo Eras lozana y hermosa Más por la parca afanosa Vino tu vida a cortar Sin tener en cuenta cardo Que al privarte de la vida Eras reliquias perdidas Como sueño al despertar