Yo era un pobre pato que a Europa me llevaron. Entré de gran primera, nombrado secretario de un rico niño bien. Feliz como ninguno, pasaba la gran vida sin miedo a la miseria, y el mundo me creía magnate de gran tren. Mas una noche ingrata que bailando, allá en París, en una de esas "boîtes" de gran lujo y gran champán, sentado frente mío vi a una pálida mujer que aún hoy la recuerdo pues me hizo mucho mal. Por ella dejé todo y volví a patinar, pasando mishiaduras y creyendo en su pasión; mas pronto se hizo humo la pérfida mujer, dejando destrozado mi pobre corazón. El tiempo ya ha curado aquella gran herida que, en hora no lejana, me hiciera la percanta que quise con amor, pues hoy me han enterado que el mal que a mí me hizo lo paga ella con creces, sufriendo por la pena que un hombre le causó.