Era una calle de barrio pobre y en una casa con un zaguán, una muchacha vivía entonces de la que todos tenían que hablar. Una muchacha que noche a noche dejaba el barrio para volver, cuando la aurora de cobre y bronce mezclaba el sueño con el taller. Aquella... de la que todos hablaban porque siempre la encontraban al volver de madrugada. Aquella... con un poema de amargura contenido en la dulzura del azul de su mirada. Estrella... de esperanzas y de olvido bajo un cielo amanecido con mentiras y champán. Estrella... todos, todos los que hablaron una noche te lloraron en la casa del zaguán. Recién entonces la hicieron buena y se llenaron de compasión, para la vida que hacía "aquella" hasta encontraron una razón y confesaron, quien más, quien menos, que se pudieron equivocar y como siempre el barrio entero recién entonces dejó de hablar