Del barrio de las latas Se vino pa corrientes Con un par de alpargatas Y pilchas indecentes; La suerte tan mistonga Un tiempo lo trató, Hasta que al fin, un día, Beltrán se acomodó. Hoy lo vemos por las calles De corrientes y esmeralda, Estribando unas polainas Que dan Mucho dique al pantalón; No se acuerda que en boedo Arreglaba chancha'e bochas, Ni de aquella vieja chocha Por él Que mil veces lo ayudó. Y allá, de tarde en tarde, Haciendo comentarios, Las viejas, con los chismes, Revuelven todo el barrio Y dicen en voz baja, Al verlo un gran señor: "¿tal vez algún descuido Que el mozo aprovechó?" Pero yo, que sé la historia De la vida del muchacho -que del barrio de los tachos Llegó, Por su pinta, hasta el salón-, Aseguro que fue un lance Que quebró su mala racha: Una vieja muy ricacha Con quien El muchacho se casó.