La Parrala, dicen que era de Mogué, otros asegura que fue de La Parmá, pero nadie pudo de fijo sabé de dónde sería Trini la Parrala. Las malas lenguas decían que las claritas del día siempre la daban bebiendo, pero ninguno sabía el porqué de la agonía que la estaba consumiendo. Unos decían que sí, otros decían que no, y pa dar más que decí la Parrala así cantó: Que sí, que sí, que sí, que sí, que a la Parrala le gusta el vino; que no, que no, que no, que no, ni el aguardiente ni el marrasquino. Que sí, que sí, que sí, que sí, que si no bebe no pué cantá, que no, que no, que no, que no, que sólo bebe para olvidar. ¿Quién me compra este misterio? Adivina adivinanza; ¿Por quién llora, por quién bebe, por quién sufre la Parrala? Dos hombres riñeron una madrugá dentro der cormao donde ella cantaba, y el que cayo herío dijo al expirar: "Por tu curpa ha sío, Trini la Parrala". Los jueces al otro día a la Trini preguntaban si a aquel hombre conocía, y la Trini contestaba: "Yo no lo he visto en mi vía ni sé por qué lo mataban". Unos decían que sí, otros decían que no, y pa dar más que decir la Parrala así cantó: Que sí, que sí, que sí, que sí, que la Parrala tiene un amante; que no, que no, que no, que no, que ella no quiere más que a su cante. Que sí, que sí, que sí, que sí, que si no bebe no pué cantá, que no, que no, que no, que no, que sólo bebe para olvidar. ¿Quién me compra este misterio? Adivina adivinanza; ¿Por quién llora, por quién bebe, por quién sufre la Parrala?