Calaitos

CONSUELO

Calaitos


Desde pequeño creo recordar que siempre ha estado allí 
Sentada en la misma esquina, cuando el invierno ya venía 
Y el frío nos helaba la nariz 

Castañas calentitas nos ofrece todavía hoy 
Acurrucadita en su puesto, a solas con sus pensamientos 
Echando a un lado penas y dolor 

Año tras año siempre luchando por dar a sus hijos una vida mejor 
Desde aquel día en que a su padre se lo llevó Dios 

Consuelo, Consuelo 
Cabellos de plata y mirada de cielo 
Consuelo, Consuelo 
Sonrisa de nácar, corazón inmenso 

Siempre remando a contracorriente tu sola en la vida 
Con uñas y dientes, sabiendo llegar a la orilla 
Sin que nadie te ayudara jamás 

Volviendo a casa una noche yo la vi tan triste y mal 
Que un décimo de lotería le regalé 
Porque sentía que la suerte le tenía que llegar 

Llorando de alegría la encontré el día de Navidad 
El gordo yo le había dado, y me sentí emocionado 
Al ver sus sueños hechos realidad