El tiempo era testigo de nuestros besos, besos prohibidos. La sombra triste de la aurora libre ya no brilla desde que te fuiste. Y la verde oliva de la verde rama, y la verde orilla de la agüilla en calma; y en el horizonte se ve reflejado el aroma inquieto de nuestro pasado. Mírame, me dijiste mírame, me cogiste de la mano y me acariciaste, no me olvides nunca, tú me susurraste. Mírame me dijiste mírame, lágrimas de otoño cubriendo el camino, mientras tú te alejas yo más te miro.