Nada es nuestro, tuyo y mío Ni ese miedo de perderse Al juntar un beso ambiguo Que queríamos valiente Nada es nuestro, tuyo y mío Ni esa nube que, inconsciente Se dormía como un niño En el seno de tu vientre Nada es nuestro, tuyo y mío Ni ese odio que fue siempre Presuroso sin sentido Como un loco impertinente Nada es nuestro, tuyo y mío Ni el silencio ya indeleble Que nos une en este rito De agujeros y cipreses