El bárbaro vino del oro Con técnicas y fantasías De la iluminada razón Vendía, por ricos tesoros Futuros de mercadería Cegando la filosofía De hacer de la vida, pasión Procesada en memoria La trascendencia Desde el fin de la historia Nace otra ciencia La decadencia Atrás han quedado las rosas De arcadias que fueron espinas Clavadas en el corazón Ya no es el por qué de las cosas La luz de la llama divina Proclama la luz asesina De su propia contradicción El cuerpo ya no busca el alma Que es una erupción de la mente En la tumba de la reflexión Por fin ha llegado la calma Y oriente ya está en occidente Comprémosle a Dios la patente Y la marca de su creación