Yo pertenezco a la tierra Y al agua que a la semilla alimenta Yo pertenezco a aquel niño Que alguna vez murió Yo pertenezco a esa vida Que con esperanzas no se resigna Yo pertenezco al lamento Que un pan no silenció Yo pertenezco a la angustia De yugos que aprietan por dentro Yo pertenezco a la furia Causada por muros de miedo Yo pertenezco a la brisa Y al viento que nunca se inmoviliza Yo pertenezco al recuerdo De aquel que se marchó Yo pertenezco a la hierba Que crece a través de rocas y piedras Yo pertenezco a esa gente Que alguno traicionó Yo pertenezco a los frutos De un árbol expuesto a secarse Yo pertenezco al futuro Y al cosmos que fluye en la sangre Yo pertenezco a la tierra Y al agua que la semilla alimenta Yo pertenezco a aquel niño que alguna vez murió