Modo de estar callado, Magdalena no fue la pecadora de la historia y el corazón, esa podrida noria que al final con el fin no se serena. Luz que se espera en la virtuosa arena del transcurrir, de ser, de repetirse. Magdalena es el aire de no irse a las alturas grandes de la pena. Ella es candor y olores de lo incierto que en su luz lentamente se desboca pero no sé, me llegó tan despierto que si toco su ausencia me desboca. Magdalena es la tenue mordedura que una espada me da con su dulzura.