Si yo pudiera regalarte algo, algo pequeño y bueno te daría, almendrita, que no se apagaría para que se quedara si yo salgo. Porque dicen, no sé, que nada valgo, que darme yo, de nada serviría, y no aprendí a quedarme todavía y con todas las cosas me distraigo. Dicen también otro montón de cosas, que yo me echo al saco y sigo alante por entre soles y entre mariposas… y dicen tanto y es tan alarmante que no puedo quedarme. Tú reposas y un adiós te regala el caminante.