Solías ser frutal, señora amiga De levantado pecho turbulento, Y desde luego de color de rosas, Y desde luego de amapolas blancas, Por lo imposible de las amapolas, Pero en tus ojos retozaba el viento Y te arrancaba una mirada tórrida. Solías ser frutal, señora amiga De levantado pecho turbulento, Yo en cambio retornaba al verso Y te ignoraba repitiendo a solas: Guarda, oh pecho, tu pérfido verano Y déjame que solloce sobre tus frutas rojas.