La noche abrió el camino; el borracho regresa al torpe oficio de volver a contar lo ya sabido, de ojos lúbricos o del exterminio, al mofarse sin risas de sí mismo. Qué inoperante gira el equilibrio, alrededor de los desposeídos. Qué natural se asoma tras los vidrios el perfil misterioso del suicidio.