A veces no comprendo mi rodar por el mundo Este medir la tierra y el camino, y el mar Esto, que siendo simple, se ha tornado profundo Voz que ordena a mi paso más allá, más allá Hasta donde conozco soy un ser sin marinos Gente sin pasos largos ni fronteras vencidas Manos que aprisionaron un sueño campesino De melgas y picanas y relinchos y bridas Porqué admiro castaños y encinas y hondos mares Y aquel idioma extraño, y el violín que agoniza Si una bárbara lengua de pampa y trebolares Me dio a beber guitarras, que se hicieron ceniza De dónde llega entonces la aventura del viaje Si nada ha estado lejos, quizá una cordillera Y esta dulce mentira de mudar los paisajes Que son siempre los mismos, inviernos, primaveras A veces no comprendo porqué camino tanto Si no he de hallar la sombra que el corazón ansía Quizá un profundo acordé, profundo como un llanto He de escuchar un día, he de escuchar un día