Anarchya

Los jugadores

Anarchya


Juegan, juegan. 
Agachados, arrugados, decrépitos. 

Este hombre torvo 
junto a los mares de su patria, más lejana que el sol, 
cantó bellas canciones. 

Canción de la belleza de la tierra, 
canción de la belleza de la Amada, 
canción, canción 
que no precisa fin. 

Este otro de la mano en la frente, 
pálido como la última hoja de un árbol, 
debe tener hijas rubias 
de carne apretada, 
granada, 
rosada. 

Juegan, juegan. 

Los miro entre la vaga bruma del gas y el humo. 
Y mirando estos hombres sé que la vida es triste.