Ana Belén

Mediterráneo.

Ana Belén


Quizás porque mi niñez 
sigue jugando en tu playa 
y escondido tras las cañas 
duerme mi primer amor, 
llevo tu luz y tu olor 
por dondequiera que vaya, 
y amontonado en tu arena 
guardo amor, juegos y penas.

Yo, que en la piel tengo el sabor 
amargo del llanto eterno 
que han vertido en ti cien pueblos 
de Algeciras a Estambul 
para que pintes de azul 
sus largas noches de invierno. 

A fuerza de desventuras, 
tu alma es profunda y oscura. 

A tus atardeceres rojos 
se acostubraron mis ojos 
como el recodo al camino. 
Soy cantor, soy embustero, 
me gusta el juego y el vino, 
Tengo alma de marinero. 
Qué le voy a hacer, si yo 
nací en el Mediterráneo. 

Y te acercas, y te vas 
después de besar mi aldea. 
Jugando con la marea 
te vas, pensando en volver. 
Eres como una mujer 
perfumadita de brea 
que se añora y se quiere 
que se conoce y se teme. 

Ay, si un día para mi mal 
viene a buscarme la parca. 
Empujad al mar mi barca 
con un levante otoñal 
y dejad que el temporal 
desguace sus alas blancas. 

Y a mí enterradme sin duelo 
entre la playa y el cielo... 

En la ladera de un monte, 
más alto que el horizonte. 
Quiero tener buena vista. 
Mi cuerpo será camino, 
le daré verde a los pinos 
y amarillo a la genista. 

Cerca del mar. Porque yo 
nací en el Mediterráneo.