(Polca) Un paisano medio tal, medio intelectual y montevideano, entre un quiero y un no quiero vino a dar a Vichadero. Y allá por el Gato Negro bordoneaban las auroras la contradanza molecular de los átomos de la piedra mora. Todo es cambio y movimiento, meditaba con esmero y las tetas no están quietas si lambetan los terneros. La noche se tiende afuera, estrellada y sin fronteras, y se pican en los quinchos milanesas de capinchos. Dicen que el ombú es eterno, mucho más la piedra mora, pero un árbol se hace piedra, y una piedra boleadora. Y la verdadera historia la hacen los pobres del mundo en contradanza molecular con los átomos de la piedra mora. Todo parece tan quieto, siempre igual, siempre obsoleto; pero aquí antes era un valle y hoy hay una humilde calle. Y donde un pueblo levanta su unidad como palanca puede mover el planeta y nunca más habrá trompetas. La contradanza molecular de los átomos de la piedra mora... O mori, o morita.* * Alocución final, no cantada.