Mi Patria Grande es el hombre, mi dios es su corazón, la pobreza de los pobres dice que tengo razón. Cuánta pobreza dijeran un cura y un sacristán, que sólo a Cristo le dieran la sacristía y el altar. Mudo caracol, un hueco donde resuena la mar, pobre tu verso reseco, dijeran, por no abundar. Pero al pobre verso mío lo riman mis compañeros, llámense curas obreros o asalariados impíos. Porque sólo es pobre el pobre, pobre de solemnidad, el que no sabe si pone o saca lo que le dan. La pobreza de los pobres no es cosa de saca y pon, son tres lágrimas salobres: milonga, candombe y son. Mi Patria Grande es el hombre, mi dios es su corazón, la pobreza de los pobres dice que tengo razón. Porque lo que guarda el pobre con ser poco es mucho más de lo que parece guardado, honor y fraternidad. El tiempo dirá…