Desalentado por la agonía de la esperanza Enmudecieron los ruiseñores del alma mía Y al fin desorientado, sin amor, con la mirada fría Ensayo la plegaria del querer que invoca mi dolor Vuelven alegres a sonreírme con sus perfumes Los crisantemos y los narcisos de mi ventana Más tú no tienes mira de volver Las Flores soberanas La flor de mi ilusión que yo vi florecer Y he sido un pobre iluso que lleno de fe Con delirante anhelo mi amor te ofrecí En vano pude reflexionar que dejarías en mí La huella de esta pena que siento yo por ti Princesa fugitiva de boca sensual si un día el infortunio te da tu canción No llores y recuerda que aún hay un vacío en mi corazón Que siempre será el tuyo porque está en mis labios la voz del perdón Y ya que fueron los sueños míos tan imposibles No me reclames aquella carta de nuestro idilio Con ella hasta el recuerdo ha de vivir latente en mi memoria Con ella hasta el mal ha de curar dejándome sufrir A nadie puedo contar las causas de mis tormentos Con ellas solas y meditando pasé los días Tu sos la mariposa del placer y yo por mis desgracias Soy hijo del dolor ¡Carne de padecer! Y he sido un pobre iluso que lleno de fe Con delirante anhelo mi amor te ofrecí En vano pude reflexionar que dejarías en mí La huella de esta pena que siento yo por ti Princesa fugitiva de boca sensual si un día el infortunio te da Su canción No llores y recuerda que aún hay un vacío en mi corazón Que siempre será el tuyo porque está en mis labios la voz del perdón