Hay narices instaladas tan solo para olfatear y otras que se olfatean los que le puede pasar y las hay que son apenas el medidor ideal para saber hasta donde los ojos saben mirar. Hay narices, hay narices, hoy honores rinde el mundo a las narices. Con narices, sin narices, por narices, tus narices y todo es cosa de narices nada más. Hay narices que no huelen ni podrán oler jamás porque Dios las ha creado como adorno y nada más, y las hay que sólo nacen para oler a los demás y como nacen podridas huelen lo malo nomás. Hay narices que resoplan y resoplan sin cesar, con el polvo que levantan se taponan las demás; Esas narices entonces terminan por reventar, pues todo el aire que queda no lo pueden respirar. Hay narices habituadas a oler lo que huele mal, cuando encuentran una rosa no la saben apreciar... pero las hay que prefieren lo que bien huele nomás y no es difícil hallarlas, hay que saberlas buscar. Hay narices, hay narices, hoy honores rinde el mundo a las narices. Con narices, sin narices, por narices, tus narices y todo es cosa de narices nada más.