Cuando decís que el corazón Es un cazador solitario Y que se muere de sed Si no lo regamos Es la tuya, la nuestra, la mía Donde manda capitán Como un mal necesario Es costumbre elegir De lo peor lo menos malo Es la tuya, la mía, la nuestra Hay una niña, un rufián Un Falso Caballero Un Cantante Genial Y un Soberbio Usurero No es la nuestra, es de ellos, nunca es nuestra Y Dios para completar Te manda los voltajes Y para cuenta de tu mal La luz hay que pagarle No es la nuestra, es de ellos, siempre es de otros