-¡Obispo, puedo volar!- le dijo el sastre al obispo. -¡Fíjate, voy a probar!- Y con algo como alas el sastre subió al lugar más alto de la catedral. Pero el obispo no quiso mirar. - Como el hombre no es un ave, eso es pura falsedad - dijo el obispo del sastre - Nadie volará jamás.- - El sastre ha muerto - la gente al obispo fue a informar Fue una locura. Sus alas se tenían que desarmar. Y ahora yace destrozado sobre la plaza de la catedral. - ¡Que repiquen las campanas! Era pura falsedad Como el hombre no es un ave - dijo el obispo a la gente - ¡nunca el hombre volará! -